sábado, diciembre 17, 2011

El retorno es lento, pesado y sin brillo, sin ilusiones, como el de un soldado que vuelve a casa después de una guerra perdida. Pero sí, estoy volviendo. Me han dicho que iba a ocurrir, que el tiempo lo cura todo. Me han dicho cantidades de lugares comunes como ese, irritantes, imposibles, consuelos trillados, y no me he creído ninguno. Y sin embargo de vez en cuando me veo en el espejo y reconozco con cierta extrañeza que esa soy yo y hasta, a veces, muy raras veces, tímidas ráfagas de color iluminan el pozo en que estoy atrapada. Porque el duelo es como un pozo, un cráter que queda después de que cae la bomba, el vacío voraz de la pérdida.
Y qué mejor retorno a este hogar de los taparenses que con ese evento el sábado 10 en Kalathos, donde 12 poetas venezolanos leyeron traducciones de Czeslaw Milosz, Wislawa Szymborka, Krystyna Rodowska (mi tocaya: Krystyna es mi nombre original) , Tadeusz Rozewicz, Anna Kamienska y AdamZagajewski, entre otros.
Nunca me habría imaginado en ese lugar y compañía leyendo yo también, en polaco, algunos de esos poemas que creía olvidados pero que me habían hechizado cuando era muy joven y que guardo toda la vida en la gaveta de mi mesa de noche. Libritos pequeños, edición mil novecientos sesenta y tanto, manchas de vejez en sus tapas. Estaba ahí de coleada, porque no soy poeta ni tampoco polaca, y sin embargo, estaba ahí leyendo Szewczyk (El Zapaterito) de Boleslaw Lesmian y Enmascarada de Maria Pawlikowska Jasnorzeska en el idioma que no entendía nadie. Era insólito. Era auténtico. Era reconectarse a través de los años con algo esencial por el atajo misterioso que está en los versos y en el lenguaje.

He aquí uno de los poemas de ese evento, leído en español por Patricia Guzmán:
-La plegaria de los no creyentes.

PETICIÓN / de Anna Kamienska
traducción de Anna Sobieska y Antonio Benitez Burraco

Señor devuelve a las cosas su esplendor perdido
reviste al mar con su magnificencia de siempre
y vuelve a cubrir los bosques con sus variados colores
retira la ceniza de los ojos
limpia el amargor de las lenguas
haz caer agua pura que se mezcle con las lágrimas
permite que nuestros muertos duerman en el verdor
que nuestro obstinado pesar no logre detener el tiempo
y que el corazón de los vivos florezca con el amor.

1 comentario:

Becalei dijo...

Querida Krina, primero que todo me alegra tu retorno, aunque sea lento, pero es un retorno. Sentí muchisímo no haber podido ir al recital, no sólo para escuchar en tu voz esa bella poesía polaca que me encanta, sino también para saludarte. Espero que este año que viene yo tenga más tiempo para dedicarme más a las actividades literarias y compartir contigo y los otros taparenses
Un abrazo fuerte para tí,
Bea