lunes, agosto 24, 2009

Venticuatro Agosto, 2009

En mi curioso ayer prevalecía
la superstición de que entre cada
tarde y cada mañana ocurren
hechos que es una vergüenza ignorar

Jorge Luis Borges



Anoche terminé el libro que leía desde hace una semana, cerré la tapa con solemnidad y repasé mentalmente algún pasaje que quería llevarme, mientras caminaba al improvisado estante de la mesita de noche a buscar el siguiente. Aquí en la playa tengo una selección caótica de libros que, me gusta creerlo, han decidido quedarse.

La mano recorrió poco hasta detenerse en "Venticinco Agosto 1983 y otros cuentos" una bella edición de lecturas fantásticas que publicó Siruela en homenaje a Borges.

Leí "Venticinco de Agosto, 1983" en la terraza y nunca una lectura había sido tan perturbadora. Parecía acaso un sueño que se sumaba a los dos sueños de Borges, pero no había razón inicial para el asombro ya que "nada es raro en los sueños". Recordé a Hanni Ossott y a Guillermo Sucre, quise "recordar" a Borges, al más joven que soñaba al más viejo que lo soñaba, y robarle la pregunta central, la única pregunta que cabe en el sueño, "¿no vas a revelarme nada sobre los años que me faltan?".

Los ojos al final se nublaron, las luces se hicieron insoportables y me quedé tumbado en la hamaca, a oscuras, buscando en las estrellas una explicación, o acaso otra pregunta, mientras una estrella fugaz forzaba un parpadeo.

2 comentarios:

krina dijo...

celebro este fugaz retorno (acaso visita solamente) de "mi" José Ramirez, el de los de cuentos de Celarg, el de la Dame de la tromperie, de la que todavía me debe la continuación...

José M. Ramírez dijo...

Si, Krina; esa continuación está pendiente y otras más. Por los momentos encuentro otras formas de contar historias. Te invito a que veas la foto de la semana en http://www.robertomata.com

Un beso.