domingo, julio 16, 2006

Puedo pasar toda la noche poetizando el silencio con palabras escritas en mi pensamiento. Especialmente me agrada ese efímero momento previo al amanecer cuando el cielo, sin darnos cuenta, deja de ser negro y se torna de un azul-violeta que aún no podemos llamar día.

Soy un hombre que sólo sabe caminar, que apenas se puede vestir y que sólo susurra incoherencias. Camino como un mendigo, cargando la poesía no escrita de mi silencio, esperando la noche para ganarme la inmovilidad, el ocio y el derecho a la existencia.

La noche es una metáfora... el día es una fotografía.

Sigo siendo un traste para esta ciudad, una breve exhalación que cuando pasa, se olvida.

2 comentarios:

José M. Ramírez dijo...

Humberto. Tan sólo puedo expresar mi profunda afinidad por este texto. Un abrazo.

Becalei dijo...

Tu texto Humberto, me lleva a pensar en la hermosura de esos "efímeros" momentos que ofrece la vida. Por ser ta efímeros los valoro más,
Beatriz