No lleva etiquetas, ni instrucciones de uso.
De exiguo inventario
No está en tiendas opulentas
ni humildes.
De encontrarse,
sería imposible envolverlo
en floridos papeles
ni lazos de oro y plata
Lo hallé bajo las sábanas,
mis manos heladas sostenían
un libro.
Un desacostumbrado silencio
ocupaba el cuarto
invadido por un frío forastero
Y allí, presente, estaba
El regalo de encontrarme.
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