martes, junio 29, 2010

Fiesta en El Valle (II)

Les dejo acá un capítulo muy corto de mi novela o la segunda parte de un capítulo más largo que se llama "Fiesta en El Valle", como más les guste.

FIESTA EN EL VALLE (II)
¡Santa borrachera que Dios me la guarde! Cuando digo que es la última cerveza viene alguien y me da una botella sin yo pedirla. La música está más alta, ya casi no se puede hablar, sin embargo yo sigo hablando sin importar si me oyen o no. Todo se ve tan diferente, como si lo estuviera viendo a través de un espejo distorsionado, y aún así es tan real, tan cercano, las voces, las pieles que rozan. Me gusta estar borracho, me gusta escribir borracho, soy poeta, cuando estoy borracho sé que soy poeta.
-Carajo, Plácido ya no se puede parar del sofá-

¿Cómo que no? Ya verán estos carajos no sólo cómo me levanto de esta silla sino que les recito a Mallarmé de memoria y luego les lanzo un poema mío. Qué coño van a saber estos marginales quién es Mallarmé, especialmente el ilustre homenajeado de hoy, que cree que puede ser poeta sin haberse leído a Mallarmé. ¿Tú te has leído a Mallarmé? ¿Quién? me respondió el coño de su madre. ¿Quién? como si le estuviera hablando de un carajo del barrio que también escribe. Yo no me aguanto más ésta, yo me voy.
Plácido intentó pararse de la silla pero el movimiento, quizás muy brusco para quien se ha tomado media caja de cervezas, le afectó el equilibrio y al momento de tener que sostenerse sobre sus piernas se tambaleó de un lado a otro hasta que perdió completamente el control y fue a dar al suelo, arrastrando una cortina consigo en un intento desesperado por mantenerse en pie. Pero la fiesta era ya un organismo con vida propia, una animal que vivía por sí mismo, nadie se enteró o a nadie le importó. Sólo Ramiro y Domingo se acercaron.
-¿Qué pasó Placido? ¿estás bien?
-Sí, sí, es que me tropecé, iba al baño y se atravesó esta silla del coño.
-Hermano ¿quieres un café?- preguntó Ramiro.
-No, estoy bien. Mira la cortina, Ramiro, la tumbé, mañana vengo y te la monto.
-No seas huevón, chico, que no pasó nada, no te preocupes que esa vaina igual estaba floja.
Ramiro agarró la cortina y se la llevó a un cuarto. Domingo quedó allí con Plácido tratando de levantarlo.
-Es que me quiero ir, ya esta bueno.
-Pero si no has hecho nada más que sentarte a beber ahí, no has comido nada, no has bailado ni una sola vez, Plácido ¡de bola que te vas a rascar! Come algo, mira que el poeta se botó en esta fiesta.
-¿Tú también Domingo? ¿Me vienes con esa vaina del poeta? ¿Pero es que aquí nadie sabe de poesía carajo?- gritó Plácido.
-Baja la voz vale, lo que pasa es que ustedes son poetas de mundos distintos, lo tuyo es más difícil de entrarle.
-Más difícil un coño- dijo gritando
-¡Que bajes la voz!
-Más difícil un coño…- susurró Plácido- aquí no hay poetas con adjetivos, uno es poeta o no lo es… ¡y ese carajo no escribe poesía! Yo me voy, chico, yo me voy porque si no voy a hacer una escena y no quiero.
-Vamos a esperar un poco que ahora el poeta nos va a recitar parte de su libro.
Plácido se quedó fijamente viendo a los ojos de Domingo, y soltó desde el fondo del pecho una frase que pronunció lentamente alargando las eses y erres, como sacando en esa frase el resto de aliento que le quedaba:
-Tú sí eres bien arrecho.

3 comentarios:

krina dijo...

Humberto querido
Bien sabroso este fragmento (y perdóname por haberlo leido tan tarde). Pero muy corto, tan sólo un abreboca de una escena casi clásica en los relatos de vida bohemia, donde nunca falta un poeta borracho o un borracho poeta. Por qué no pones la parte que antecede, el capítulo entero? Me gustaría saber más de la historia. Es la misma novela que la de la mujer que se escapa del cautiverio?

Humberto dijo...

Gracias, Krina. Sí, es un fragmento de esa novela que ya estoy terminando. Esa línea del poeta es así, muy de calle y de fiestas, intencionalmente estereotipada porque los personajes se van dando cuenta de que son estereotipos, la idea, a lo largo de la novela es ir creando una separación del personaje de sí mismo. Voy a poner la primera parte.

Saludos.

Humberto dijo...

Gracias, Krina. Sí, es un fragmento de esa novela que ya estoy terminando. Esa línea del poeta es así, muy de calle y de fiestas, intencionalmente estereotipada porque los personajes se van dando cuenta de que son estereotipos, la idea, a lo largo de la novela es ir creando una separación del personaje de sí mismo. Voy a poner la primera parte.

Saludos.