En el observatorio, en el piso 88, de la Torre Jin Mao en Shanghai hay un árbol de frutos rojos. En sus ramas deshojadas cuelgan pequeños papeles también rojos. En ellos hay saludos, deseos y plegarias, en todos los idiomas, de todas las nacionalidades. Quizá desde esa altura sea más fácil que alguien escuche esos mensajes. Pero aun así, nadie asegura que vayan a ser respondidos.
1 comentario:
Esperemos que sí los respondan, un saludo,
Beatriz
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