jueves, agosto 02, 2007

Elena poniatowska

Muchachas y muchachos, les paso una reseña del acto, antes de que se realice en el Celarg, para tener en alto la adrenalina literaria que en el caso de Krina fue un incendio como el de las Canarias.


Elena Poniatowska recibe el premio Rómulo Gallegos

Por Néstor Rojas (dpa)=

Caracas, 2 ago (dpa) - La escritora mexicana Elena Poniatowska
recibió hoy en Caracas el premio de literatura Rómulo Gallegos, que
ganó en su XV edición con la novela «El tren pasa primero«, que
rememora una huelga de obreros ferroviarios de los años de 1950.

En la sede del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos
(Celarg), la periodista y escritora recibió una medalla que la
acredita como ganadora, un diploma y el premio en metálico de 100.000
dólares.

Poniatowska se convirtió en la segunda mujer que es galardonada
con el mayor premio literario de Iberoamérica en 40 años, además de
ser la cuarta mexicana premiada, después de Carlos Fuentes, Fernando
Del Paso y Ángeles Mastretta.

En su discurso en el acto de entrega, la escritora hizo gala de su
oficio de periodista, trayendo a la memoria las entrevistas que le
hizo a Gallegos cuando éste estuvo exiliado en México a fines de los
años de 1950.

Poniatowska celebró el hecho de que el autor de «Doña Bárbara«
hubiera sido en 1905 jefe de la estación del ferrocarril central de
Venezuela, dato que figura en una edición de su máxima obra. Dijo que
para ella fue un «gran gusto« porque la novela ganadora de la XV
edición del premio «le rinde tributo a los ferrocarrileros
mexicanos«.

«El tren está ligado al destino de México pero también al de
Venezuela y al de nuestros países latinoamericanos. Las vías del
tren, los rieles son nuestros paralelos y nuestros meridianos. Cubren
la gran llanura de América Latina como antes la marcaron las pequeñas
huellas de los pies en los códices prehispánicos«, dijo.

Recordó la primera entrevista que tuvo con Gallegos en 1958,
indicando que su primera impresión fue estar ante un hombre «huraño,
hosco«, que perdió su aspereza cuando le comentó que se parecía a un
profesor regañón de su liceo.

Poniatowska trajo a la memoria fragmentos de sus entrevistas con
Gallegos, muerto en 1969, en el que el tema de conversación oscilaba
entre su obra y sus aspiraciones políticas, ya que había sido
presidente en 1948 por un corto tiempo antes de ser derrocado por un
golpe militar.

Asismismo, destacó los hábitos del escritor a la hora de sentarse
a crear, cuando debía estar completamente solo, incluso lejos de su
mujer Teotiste Arocha, quien se convirtió en el «filtro« literario de
Gallegos.

«Escribo a máquina y me es absolutamente imposible pensar sino
frente a la máquina«, decía el escritor, según relató Poniatowska.

También comentó la lucha entre la modernidad y barbarie que se
plantea en «Doña Bárbara«, obra ambientada en la dura lucha del llano
venezolano, en la tierra abierta indómita y salvaje, que a la vez es
un paisaje común en América Latina.

«Por mucho que parezca el hombre civilizado, estamos abocados a la
violencia, al atropello que se paga con el atropello, esta es la ley
de la sabana. Si después de las conquistas de España, Martí, Bolívar,
Sucre, hablaron de la necesidad de de unirnos, las guerras
fronterizos por salidas al mar o por territorios nos minaron. No
supimos querernos«, dijo Poniatowska en su discurso.

Asimismo, resaltó la unificación que Europa ha hecho de sus
fronteras y con aspectos como la moneda. Entonces se preguntó: «¿Por
qué no hacer lo mismo con nuestros países de América Latina que
comparten economía, costumbres, religión gustos, el mismo rencor a
Estados Unidos, el mismo idioma?«.

Agregó que en lugar de ser una fuerza «centrífuga, América Latina
es «separatista, donde cada quien gira por su lado«.

«Claro que para los europeos es más fácil desplazarse porque en
América Latina las distancias no sólo son infinitas sino azarosas. En
México, por hambre, buscamos al país que nos dé de comer«, expuso.

Poniatowska señaló que «tal parece que no fuéramos dueños de
nuestro destino y no pudiéramos decidir... Sólo podemos decidir irnos
a Estados Unidos a pesar de la crueldad de nuestras circustancias que
siempre serán menos que las del hambre en nuestro propio país«.

«América Latina es racista en contra de si misma. Si el indio y el
mestizo no se respetan a sí mismos, tampoco el país va a respetarse.
Si uno no se respeta a sí mismo ¿Cómo puede esperar un trato de
respeto del vecino?«, dijo la activista de izquierda.

Señaló que pese a las dificultades de América Latina, sus países
viajan en el mismo tren, que es un tren de «muchos vagones que
atraviesa paisajes fantásticos, paisajes a veces desolados«.

Con el lauro obtenido, Poniatowska se sumó a una galería de
premiados que incluye nombres como Mario Vargas Llosa, Gabriel García
Márquez, Carlos Fuentes, Arturo Uslar Pietri, Fernado Vallejo y
Enrique Vila-matas, en un total de 15 luminarias de las letras
iberoamericanas.

En esta edición, «El tren pasa primero« y Poniatowska tuvieron que
rivalizar nada menos que con el mexicano Jorge Volpi y «No será la
tierra« y el venezolano Alberto Barrera Tyszka y «La Enfermedad«, que
quedaron fuera del cuadro de finalistas.

Los finalistas de la XV edición fueron todos mexicanos:
Poniatowska superó en la meta a Gonzalo Celorio (Tres lindas
cubanas), Martín Solares (Los Minutos negros) y a David Toscana (El
Ejército iluminado).

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