sábado, junio 28, 2008

Manoa

No vi a Manoa, no hallé sus torres en el aire,
ningún indicio de sus piedras.

Seguí el cortejo de sombras ilusorias
que dibujan sus mapas.
Crucé el río de los tigres
y el hervor del silencio en los pantanos.
Nada vi parecido a Manoa
ni a su leyenda.

Anduve absorto detrás del arco iris
que se curva hacia el sur y no se alcanza.
Manoa no estaba allí, quedaba a leguas de esos mundos,
-siempre más lejos.

Ya fatigado de buscarla me detengo,
¿qué me importa el hallazgo de sus torres?
Manoa no fue cantada como Troya
ni cayó en sitio
ni grabó sus paredes con hexámetros.
Manoa no es un lugar
sino un sentimiento.

A veces en un rostro, un paisaje, una calle
su sol de pronto resplandece.
Toda mujer que amamos se vuelve Manoa
sin darnos cuenta.
Manoa es la otra luz del horizonte,
quien sueña puede divisarla, va en camino,
pero quien ama ya llegó, ya vive en ella.

Eugenio Montejo
Trópico Absoluto

jueves, junio 26, 2008

Los Árboles

Hablan poco los árboles, se sabe.
Pasan la vida entera meditando
y moviendo sus ramas.
Basta mirarlos en otoño
cuando se juntan en los parques:
sólo conversan los más viejos,
los que reparten las nubes y los pájaros,
pero su voz se pierde entre las hojas
y muy poco nos llega, casi nada.

Es difícil llenar un breve libro
con pensamientos de árboles.
Todo en ellos es vago, fragmentario.
Hoy, por ejemplo, al escuchar el grito
de un tordo negro, ya en camino a casa,
grito final de quien no aguarda otro verano,
comprendí que en su voz hablaba un árbol
uno de tantos,
pero no sé que hacer con ese grito,
no sé como anotarlo

Eugenio Montejo
Algunas Palabras

lunes, junio 23, 2008

Islandia

"Islandia y lo lejos que nos queda,
con sus brumas helada y sus fiordos
donde se hablan dialectos de hielo.

Islandia tan próxima del polo,
purificada por las noches
en que amamantan las ballenas.

Islandia dibujada en mi cuaderno,
la ilusión y la pena (o viceversa).

¿Habrá algo más fatal que este deseo
de irme a Islandia y recitar sus sagas,
de recorrer sus nieblas?

Es este sol de mi país
que tanto quema
el que me hace soñar con sus inviernos.
Esta contradicción ecuatorial
de buscar una nieve
que preserve en el fondo su calor,
que no borre las hojas de los cedros.

Nunca iré a Islandia. Está muy lejos.
A muchos grados bajo cero.
Voy a plegar el mapa para acercala.
Voy a cubrir sus fiordos con bosques de
palmeras"

Eugenio Montejo
Islandia

domingo, junio 22, 2008

LA HUELLA DEL BISONTE

Amigos taparenses, espero los poemas para el día 7.

Mientras tanto vuelvo a lo que más me gusta: libros...

Así termina mi carta a Hector Torres tras la lectura de La huella del bisonte:

Hector, amigo, me dejé llevar por mi entusiasmo de lectora, pero hice bien, porque ese estado dura muy poco después de que uno cierra el libro y las tareas de la cotidianidad te atrapan y alejan de él. Es un libro que da ganas de comentar, de pelear con sus personajes y discutir con el autor tomando un vinito, es un buen libro. Seguro no debo ser la única que te haya felicitado pero, como no me salió nada mal este comentario, tal vez lo publique en nuestro blog Tapara donde a veces recomiendo libros que me gustó leer.

Pues, aquí está:

Debo felicitarte por esta novela que en estos días terminé de leer. También en estos días la he comenzado: no es de esas que uno puede soltar cuando empieza. Ahora la estoy leyendo por la segunda vez, que es lo que hago cuando el libro aparte de tener una historia que atrapa, permite saborear su lenguaje, el ritmo de las frases, el estilo tan particular tuyo, y te felicito por haber logrado una prosa que corre tan fácilmente, en que todo es acción y atajos narrativos para decir cosas profundas como si fueran simples sin simplificarlas. Lo profundo, lo emotivo y sentimental está allí como un perro al que a veces se le da cuerda, pero no mucho, normalmente lo mantienes con la correa corta de una sofisticada parquedad, siempre un poco irónica, en la distancia exacta entre decir y callar. Y, en esta lucha, lo trivial adquiere a veces un realismo tan agudo que se vuelve poético. En todo caso, es la mejor cosa tuya que he leído. Ahí hay un gran trabajo.
Pero me imagino que quieres saber sobre todo qué opino de la historia y de los personajes como mujer, porque nosotras vemos las cosas desde la otra orilla, que lo queramos o no. Pues, sí. No sé si a todas, pero sospecho que a la mayoría de las mujeres, las Loliticas no nos resultan tan fascinantes como a ustedes. Más bien, repulsivas. Nos ofenden como niñas en nuestra niñez y nos ofenden como mujeres cuando somos mayores. Al lado de ellas nunca estamos en la edad correcta, siempre atrasadas o caducadas en la vida. Su gloriosa fugacidad nos arrolla como un bisonte, efectivamente. Juegan fuera de las reglas, juegan con la conjunción prohibida de sentimientos sexuales y paternos, y son terribles, porque esa ambigüedad trasgresora resulta irresistible para nuestros padres y maridos. Esto no es, ni de lejos, una crítica a tu personaje literario en el cual captaste de manera notable ese doble juego de mujer y niñita. La tienes muy bien lograda, a tu muchachita, con su comprensible y desesperada necesidad de protección que la hace tan letal. De hecho, la conozco, todos conocemos, creo, unas cuántas “Karlitas”. Aún cuando no entra en escena el componente sexual explícito, hay muchos seres como ella, empeñados con ferocidad desde su más tierna infancia a sacar siempre algún provecho de cada situación y de cada persona que se les atraviese, nunca descansan ni dan tregua, y por eso siempre le ganan a la gente menos feroz, a la que no se rige por ese patrón y quiere simplemente dejarse vivir los días, distraerse, hacer cosas porque sí, soñar. De hecho todos tus personajes, hasta los secundarios, me resultan por un lado conocidos como si me hubiera topado con ellos en algún momento de mi vida, y, por otro, no son en absoluto estereotipos. No se puede evitar entablar una relación con ellos, como ya viste en mi clara antipatía hacia tu protagonista y sus muslitos. En cambio me encanta Mario, es un gran tipo, y Gabriela, con quien me identifico en muchos puntos cuando pienso en mi remota adolescencia. Porque hay cosas que no tienen fecha, y creo (desde mi experiencia de mujer con muchas amigas) que has captado sorprendentemente bien la estructura psicológica de ambas adolescentes, La historia principal crea un suspenso narrativo, uno no puede dejar de leerla a pesar de que es absolutamente previsible en su inicio, desarrollo y desenlace… como lo son las historias de amor en la vida real. Siempre lo mismo, predecible, y siempre nuevo, especial, único en el mundo, a cada uno lo arrolla su propio bisonte y necesitamos saber cómo el suyo lo arrollará a Mario. En cambio, la relación entre el padre y la hija que crece como una flor oculta a la sombra de la historia principal es una sorpresa, y me imagino que no la tenías planificada desde el principio, que se te ha ido precisando “por sí sola”. Ese "perfecto viejo amor", al margen de otros amores, es como un tesoro que se excava poco a poco sin que uno le preste mucha atención y le descubre de pronto una reconfortante hermosura.
Ah, y otro detalle. Me encanta el final. Y la frase final. No sé muy bien por qué, pero me encanta. La belleza de la resignación, supongo, mientras los otros se levantan a bailar.


sábado, junio 21, 2008

PONGAMOSLE VOZ A QUIEN NOS DIO SU VOZ

Recibí este email de mi amiga Natividad Barroso quien vive ahora en Parúpano, estado Lara. Naty y yo debemos estar realmente conectadas porque siempre nos topamos con las mismas personas y se nos atraviesan en el camino los mismos temas vitales de manera casi simultánea. Me llegó este correo suyo un día después de haber conocido a una encantadora joven mujer - Astrid Lander - quien nos leyó sus poemas del camino a Santiago acompañados con un video en una de nuestras reuniones mensuales del Grupo Visión (Nora Bustamante, lecturas, escritores) que son siempre increíblemente gratas. (Nestor, pregúntale a Saél!).
Astrid planteaba honrar a Eugenio Montejo a un mes de su desaparición no con un minuto de silencio sino con la voz, con la lectura de un poema suyo, y rara vez algo me pareció tan acertado. Qué tal si lo hacemos en Tapara, aunque no encontrándonos, cosa que veo difícil, (yo misma estoy muy ocupada) pero al menos leyendo todos a la misma hora, en voz alta y comunión de almas, uno, dos o tres poemas suyos y le pido a José Ramirez, Leomidy y Beatriz que por favor pongan el poema que prefieren en este espacio, que sigue siendo nuestro.

Aquí va el email de Natividad:

El día 18/06/08, Astrid Lander <autoresvenezolanos@gmail.com> escribió:
Hola Natividad, esto es un OPEN MIC / Micrófono abierto para leer a Montejo el 7/7. Toma la batuta, anima a un grupo y busca un espacio para leerlo. Si lo vas a hacer en un espacio público, cuando lo dispongas, infórmame en qué lugar y a qué hora de el lunes 7 tendrías la participación. Que vamos a reenviar una lista de las personas que están participando en distitnas partes.
La respuesta es positiva, es conmovedor que las personas sensibles queramos reconocer a este honorable poeta.
Cariños
Astrid

viernes, junio 06, 2008

Eugenio Montejo

In Memoriam
La obra de Eugenio Montejo, esencialmente poética, es el producto de la ensoñación del autor volcado a sus recuerdos, bebiendo de sus raíces, recogiendo las voces de su gente, de otros años. Nostalgia y ternura se filtran en su obra, ricamente tejida con imágenes y metáforas espléndidas, poemas labrados con la emoción del que espera y del que persigue, en un intento de expresar su propia disposición a emitir el nuevo mensaje poético, donde la superación del límite se da en y desde lo cotidiano. Este acercamiento a su obra poética forma parte de un proyecto de Investigación mucho más amplio donde nos planteamos el estudio de las principales figuras literarias contemporáneas en Venezuela en el cual han surgido todo tipo de voces, tan disímiles y tan evocadoras como la de Juan Sánchez Peláez o la de Ramón Palomares; la de Alberto Silva Estrada o la de Ludivico Silva, en un ciclo fundamentado por la reflexión del hombre- escritor y su palabra.
Javier Meneses Linares. Universidad del Zulia

La tierra giró para acercarnos
giró sobre si misma y en nosotros
hasta juntarnos por fin
en este sueño

Eugenio Montejo